sábado, 3 de septiembre de 2016

Roberto C. Suarez - El sueño de la madera

Dos troncos de árbol soñaron que danzaban a la deriva, sobre las olas de un mar lejano.
Entrelazados sin tiento, también soñaron que su destino sería detenerse al unísono en una playa de arena fina, depositados suavemente por el mar.
Arropados en ese sueño de cielo sin nubes y un sol radiante, también engendraron entre las arenas de esa playa, las sombras de los Dioses, que vinieron a posarse sobre el sueño de la madera.
Entonces Odín y sus hermanos detuvieron también su marcha y miraron detenidamente a los dos troncos que soñaban.
¡Fueron jinetes en el agua
! -dijo uno- 
¡Erguirlos y que vivan! -dijo otro-
Así Odín les regaló un alma y sus cuerpos se conmovieron con una respiración mortal.
Vilje, les regaló el don del pensamiento y el del movimiento.
Por su lado, Ve les otorgó las facultades de hablar, oír y mirar.
Los ases les dieron calor y también color.
Y con el nacimiento del primer hombre y la primera mujer que tuvieron por nombres Ask y Embla, 
el sueño de la madera cesó.
Ask y Embla tuvieron por descendencia a todos los hombres que fueron numerosos como las mismas arenas en donde esos dos troncos soñaron que despertaban.

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