sábado, 3 de septiembre de 2016

El Origen De Las Sagas

1.2. El Origen De Las Sagas1.2.1. Las sagas en la tradición literaria europea

Hoy día parece que el origen de la saga («de islandeses») puede encontrarse en la confluencia de la literatura hagiográfica y la historiografía. En Islandia empezaron a producirse más o menos a la vez obras de ambos tipos, tanto en latín como en islandés. Y así, las vidas de María o de los santos fueron seguidas por las narraciones, en puro estilo de hagiografía, de los primeros obispos cristianos de la isla, utilizando un lenguaje barroco y un estilo recargado que distan mucho del empleado en las sagas posteriores. Ya en esta época se destacan algunos centros de enseñanza que serán también fundamentales para el desarrollo de las sagas: Skálholt, Oddi, Haukadal, Hólar. Obras destacadas de este género, simple trasposición de uno habitual en la Europa medieval, son, aparte las homilías la Maríu saga [Saga de (la virgen) María], atribuida a Kygri-Bjórn Hjaltason y escrita posiblemente a principios del siglo XIII, aunque esté claramente basada en fuentes bastante anteriores. La Nidrstigningar saga (Saga del descendimiento a los infiernos) existe en manuscritos de la primera mitad del XIII, que deben ser copias de manuscritos anteriores. Aquí sí encontramos la utilización de una fuente básica que se traduce, comenta, reelabora y aumenta, aunque existen notables diferencias con el original latino, como son la introducción de elementos mitológicos paganos cristianizados. Tenemos también las Postola Segur (Sagas de los apóstoles), cuyo primer manuscrito es de 1220, aproximadamente. A esto habríamos de añadir otras obras de carácter religioso paneuropeo, como el Lucidarius, etc. Vemos, pues, que con cierta antelación sobre las «sagas de islandeses», existe en Islandia una considerable tradición de literatura cristiana que, aunque posee características peculiares, encaja plenamente en la literatura europea de la época. Igualmente, como se indicó más arriba, existía también, desde el siglo XII, una considerable tradición historiográfica.
La fusión de estas dos corrientes se hace claramente visible en las primeras sagas de San Olaf, que son al mismo tiempo historia y hagiografía. De aquí pudo pasarse, en un breve lapso de tiempo, a la redacción de historias de otros reyes no santos, de época pagana incluso. Y ya estaba formado el modelo fundamental para las «sagas de islandeses». Sólo había que tomar como protagonistas, en lugar de reyes extranjeros, grandes personajes islandeses.

1.2.2. Sagas de reyes y sagas de islandeses

Que las cosas suceden aproximadamente de esta forma queda evidenciado por la considerable relación entre «sagas de reyes» y las primeras «sagas de islandeses».
Éstas tienen un carácter claramente historicista, que se aprecia incluso en la Saga de Egil, que puede considerarse como el puente a las sagas en las que predomina el elemento literario sobre el histórico. También en estilo y lenguaje están estas primeras «sagas de islandeses» más próximas a las de reyes; y todas ellas, de islandeses de reyes, se han alejado considerablemente de las primeras historias de obispos: el lenguaje se simplifica y se hace popular. En parte, la razón puede estar en las fuentes que se utilizan: los textos latinos (como modelo directo o como ejemplo) en las de obispos, las obras nativas islandesas (o noruegas) en el caso de las sagas de reyes.
Las sagas de islandeses son, por tanto, el resultado de dos géneros literarios diferentes, aunque relacionados; y si esos géneros no son más que la «versión islandesa» de géneros habituales en el Medievo europeo, el resultado de su confluencia será algo peculiar y exclusivamente islandés.

1.2.3. Historia y ficción en las sagas

Según vaya afianzándose el género de la «saga de islandeses», irá ganando en independencia respecto a su antecedente más directo, la saga de reyes. Y el elemento histórico irá perdiendo importancia hasta que se llegue a las sagas puramente ficticias, o en las que lo histórico es totalmente secundario, como la de Hrafnkel, la de Gunnlaug y la de Njál. Si antes el autor de una saga intentaba no alejarse de la realidad histórica más que para conseguir una autonomía necesaria para su obra literaria, en las posteriores lo histórico será exclusivamente el fondo sobre el que se estructura una acción inventada. La Saga de Njál tiene, desde luego, como la de Gunnlaug, personajes reales, y algunos de sus episodios deben de tener una sólida base en la realidad histórica, pero todo ello es ya secundario: no se leían ya como obras históricas.

No deja de ser asombroso que todo este proceso se desarrollara en tan pocos años (entre la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII). Y no podemos olvidar que durante un tiempo coexisten sagas de reyes, de islandeses y obras hagiográficas y religiosas en general. En este sentido es ejemplar la obra de Snorri: historiador «pleno» en su Heimskringla, con ciertos (tenues) elementos hagiográficos en su Saga de San Olaf, «novelista» sobre todo en la Saga de Egil, y autor de una obra que, en cierto modo, puede considerarse como el mejor ejemplo de los libros de exempla en Islandia: el Gylfaginning, la primera parte de la Edda. 

Si observamos los thaettir (tháttr en singular) encontramos una confluencia similar: realizados originalmente, es muy probable, como derivado de los exempla, y con claros antecedentes en las breves narraciones insertadas en el fslendingabók o, sobre todo, los diversos Landnámabaekur, adquieren su forma definitiva por evidente influencia de las sagas de islandeses, de forma que llegan a convertirse en la variante breve de éstas. Si las sagas son «novelas», los thaettir serán «historias cortas».

1.3. Tipos De Sagas

En cuanto a los tipos de sagas, no es preciso extenderse en ello, pues puede recurrirse a una numerosa y accesible bibliografía. Aparte de las sagas de obispos y de reyes, ya mencionadas, están las sagas de islandeses, de las que nos estamos ocupando, y las derivaciones posteriores de éstas, las sagas de la antigüedad, que desarrollan temas anteriores a la colonización de Islandia, con numerosos elementos mitológicos y fantásticos (el ejemplo más interesante puede ser la Vólsunga saga, que trata el tema de Sigfrido y los nibelungos); y, finalmente, las sagas caballerescas o «mentirosas», como se conocen en Islandia, versión islandesa de las obras de caballerías, las leyendas tomadas de la antigüedad más o menos lejana y fabulosa (Alejandro, Carlomagno, etc.) y que se encuadran en un género literario europeo bien definido.
Sobre los tipos de saga, son muv útiles las obras de Schier (1970), Bover (1978), Hallberg (1962), etc.
Las sagas de islandeses, las «sagas propiamente dichas», tienen también diversos tipos, caracterizados por la presencia en cada uno de ellos de convenciones literarias específicas. Están así las sagas de poetas (como la de Hallfred o la misma de Egil); las sagas de desterrados (como la de Grettir); las sagas regionales (por ejemplo, la Laxdaela Saga, de los habitantes del Valle Lax), y otras a las que no se puede asignar una clasificación evidente, como la de Njál o la de Hrafnkel.

Por lo que se refiere a las épocas de su composición, las sagas de islandeses empiezan a aparecer en el primer cuarto del siglo XIII y ocupan este siglo y la primera mitad del siguiente; hay ejemplos importantes, aunque ya aislados, de fines del XIV y aun del siglo XV. La gran época de las sagas, sin embargo, está entre 1250 y 1350.

SNORRI STURLUSSON - SAGA DE EGIL SKALLA-GRIMSSON

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