sábado, 20 de junio de 2015

El atractivo inagotable de un clásico de la ciencia ficción (infobae 20-06-2015)

Creo en la ciencia ficción como si fuera un espejo en el que vernos eternamente, y sobre todo un espejo que nos devuelve los posibles futuros de nuestras acciones presentes. Creo que novelas como "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" de Philip K. Dick o "La mano izquierda de la oscuridad" de Ursula Le Guin se diferencian en un punto de la mirada más "clásica" de la ciencia ficción ya que, si bien remiten a mundos extraterrestres o vidas artificiales, su foco está puesto en el humano y cómo interactúa con esa diferencia, con ese otro desconocido. Y es en esa misma línea que podemos ubicar al escritor polaco Stanislaw Lem.
Recuerdo que lo primero que leí de Lem fue "El retorno de las estrellas", la historia de Hal Bregg, un astronauta que ha estado en el espacio durante diez años, pero debido a la relatividad del tiempo, cuando vuelve, en el planeta han pasado más de ciento veinte... Hal tendrá que lidiar con una sociedad que lo despidió como un héroe, pero que a su retorno de las estrellas es totalmente ignorado por los habitantes de este mundo que desconocen en él a un humano. Es más, los humanos en esos ciento veinte años han logrado erradicar el gen de la violencia, que Hal trae en su cuerpo. Entonces, quien antes era un héroe es ahora una amenaza, un retorno al pasado violento del que queda registro solo en los anales de una historia que todos desean dejar atrás.
La vida de este hombre en un planeta que ya no conoce y no lo reconoce a él es lo que importa para Lem. Cómo vemos al otro, al distinto, al que pertenece a otra cultura, a otra generación, a otro credo. Hal Bregg representa los miedos de Lem a la enajenación, a la soledad del individuo en un mundo que ve al otro como potencial enemigo. Una novela apasionante de un escritor comprometido con la filosofía y con la ciencia y, sobre todo, con la epistemología, esa palabra rara y pomposa que resulta fundamental para poder comprender los avances de la humanidad. La epistemología, el arte de cuestionar a la ciencia, de cuestionar los fundamentos en los cuales se basa el avance científico. A Stanislaw Lem le preocupaba el hombre parado en su tiempo y su accionar frente a los procesos científicos y al desarrollo de la filosofía del conocimiento. Entiendo que pueda sonar difícil, o incluso aburrido, pero les aseguro que muchas de nuestras preocupaciones son, sin saberlo, de origen epistemológico. ¿A dónde nos lleva tal o cual pensamiento, idea o avance? ¿Somos capaces de usar el conocimiento siempre para el bien, por el bien mayor?
Como siempre, una vez que leo algo de un autor que me impacta, sigo indagando en sus otras obras. Llegué a "Solaris" y aquí me quedo porque, en verdad, si quieren leer ciencia ficción que les haga mover las estanterías y los haga pensar acerca de nuestra conciencia, nuestras ideas, los recuerdos, las heridas del corazón, y también los límites de los avances científicos, aquí se tienen que quedar. Lem se enfoca de manera muy intensa en lo humano, en el mundo interior del individuo frente a lo desconocido, a todo aquello que lo excede por tecnología, por desconocimiento, por adentrarse más allá de las posibilidades reales de comprender.
Solaris es el nombre de un planeta que ha tenido en vela a los hombres hace varios años. No es un planeta en el sentido clásico del término. No se parece en nada a ningún otro planeta. Es un océano viscoso, una especie de líquido viscoso que ha sido comparado con la placenta. Un océano en constante movimiento signado por dos soles, uno rojo y uno azul, que ha sido motivo de estudio por más de cien años. Se ha desarrollado una ciencia alrededor de este planeta llamada "Solarística"; tomos y tomos de investigaciones para tratar de comprender el fenómeno de este planeta. Nuestro protagonista, Kelvin, es un psicólogo que llega en una nave llamada "Prometeo" para intentar analizar y comprender el comportamiento bastante extraño que los científicos que habitan la estación Solaris vienen experimentando. Cambian de humor, se desconectan, se muestran taciturnos y culpan al planeta de interferir en su comportamiento. Kelvin encuentra en esta misión la excusa perfecta para escapar de una profunda depresión que le causa el suicidio de su mujer, que, aunque hayan pasado ya diez años, no logra superar.
Apenas llega a la estación se encuentra con que uno de los científicos se ha suicidado, y los otros dos que quedan están perdidos, sumidos en momentos de grandes depresiones o locura. Son dos personajes muy especiales con los que te vas a encariñar porque conocerás sus historias y sus miedos. Ambos científicos están convencidos de que el planeta tiene conciencia y les lee la mente.
Kelvin, muy escéptico de lo que sus colegas comentan, se recluye mucho tiempo en la biblioteca a leer los largos estudios sobre esta masa informe que nadie ha logrado comprender. Hasta que en un momento aparece, corporizada, perfecta, idéntica, su mujer. No es una alucinación. Está allí. Es un ser vivo de carne y hueso que interactúa con Kelvin y aquí comienzan a entrelazarse las dos tramas, la de su historia de amor y la del planeta. Ambos, Solaris y su bella esposa Harey, son un enigma que no puede descifrar. Lo atrapan, lo envuelven y cuestionan con su forma de ser toda su personalidad, sus acciones, las decisiones que ha tomado, su modo de ver a los demás. Sus intentos de escudriñar en la profundidad del alma de Harey no hicieron más que destruirla. Y ahora el planeta pensante le devuelve una oportunidad para remediar el pasado, abrir los ojos y entender que hay cosas que simplemente no tienen explicación y, si la tienen, escapan a nuestra posibilidad de entendimiento racional.
Es una novela de ciencia ficción, sí, pero de un profundo tono psicológico. Escrita en 1961, la actualidad de Solaris permanece intacta. Si te animás a subir a la nave que es esta lectura, nunca mirarás el cielo de la misma manera y probablemente no mires hacia adentro tuyo de la misma manera tampoco. Habría que ver, si existiera Solaris, si nos animamos a desembarcar en este planeta que, al parecer, respira, nos analiza, lee nuestras mentes y nos enfrenta con nuestros peores fantasmas.
"40 libros que adoro", de Flavia Pittella (Planeta).


http://www.infobae.com/2015/06/17/1735961-el-atractivo-inagotable-un-clasico-la-ciencia-ficcion

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...