sábado, 9 de julio de 2011

El punto de vacilación

Muchas son las definiciones que se han realizado en derredor del llamado género de literatura fantástica.
Concretamente, nos referimos a aquellas obras en las que surgen elementos que no son esperados por el lector y que se encuentran vinculados a lo sobrenatural.  
En un sentido estricto –aquellas definiciones que se aplican al estudio de relatos de corte fantástico– son muchas y por lo general encontradas entre sí.
(Dicen los que saben). 
Quisiera tener la cultura suficiente para poder discurrir en ellas, pero de momento esto no podrá ser posible. 

Técnicamente tanto Marcel Schneider como Eric S. Rabkin clasificaron en sus respectivos estudios como relato fantástico a todo tipo de ficción no-realista. Rabkin incluso ha ido más allá englobando el relato policial y la ciencia ficción dentro del mismo grupo.
Según Vladímir Soloviov «En lo fantástico verdadero, siempre existe la posibilidad exterior y formal de una explicación simple de los fenómenos, pero al mismo tiempo esa explicación está privada por completo de probabilidad interna». (Todorov, Tzvetan. Introducción a la literatura fantástica (2005 edición). Buenos Aires: Paidós. pp. 24).
Para Louis Vax el relato fantástico presenta hombres comunes del mundo real ubicados repentinamente ante un fenómeno inexplicable. (Vax, Louis (1960). L’Art et la Littérature fantastiques. París: P.U.F.. pp. 5).
Para Dostoievski, el verdadero exponente del género no debe romper nunca el enigma que mantiene al lector dudando de los orígenes e la ruptura con la legalidad. «Lo fantástico debe estar tan cerca de lo real que uno casi tiene que creerlo». (Nimphie (2008). «Adaptación del texto de Rosemary Jackson: "Fantasy: literatura y subversión"». Colección Homoerótica. Consultado el 10 de febrero de 2009).
No vendría mal traer a colación la definición de Guy de Maupassant, quien realizó una suerte de esbozo de lo que luego sería la definición de Todorov. Mauppasant distinguió lo fantástico de otras dos formas parecidas que son lo maravilloso y lo insólito, definiendo más bien las propiedades del primero por oposición al fantástico que las del segundo. 
La diferencia radicaría en que el cuento de hadas (prototipo de lo maravilloso para el escritor) permite racionalizar los elementos sobrenaturales mientras que el verdadero fantástico permanece en una zona de ambivalencia entre respuestas netamente racionales y respuestas sobrenaturales explicadas al lector. Maupassant también insistió en la importancia del temor en la identificación del relato fantástico, miedo que deviene de la inseguridad a la que el arrastrado el lector. Todorov, por el contrario considera que «El temor se relaciona a menudo con lo fantástico, pero no es una condición necesaria de su existencia» (Todorov. Op. cit. supra, pp 35).
Y así las cosas, mayores cuestiones teóricas que envuelven al relato fantástico ocuparían mares de letras.
No quiero aburrir con mayores tecnicismos al respecto, por eso iremos a esta antología de cuentos que me gustan particularmente y que quiero compartir con todos ustedes. Roberto Carlos Suárez

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